viernes, 16 de enero de 2015

DEJA QUE TU HIJO SE EQUIVOQUE



   Deja que tu hijo se equivoque


Prueba a dejar que se caiga, se manche o meta la pata, aunque sea un solo día. Comprobarás que errar puede ser una excelente herramienta para conseguir que tu hijo acierte la próxima vez. Convertirnos en personas maduras y responsables, con buena autodeterminación y autonomía, requiere un entrenamiento que empieza cuando aún somos muy pequeños y que consiste básicamente en equivocarnos muchas veces hasta encontrar la manera correcta de actuar. 







La capacidad de tomar decisiones, propia de los adultos, no se alcanza de la noche a la mañana. Tampoco las habilidades que nos permiten ser autónomos y no depender de los demás, porque todos aprendemos según el método de ‘ensayo y error’.


Mientras tanto y hasta que logren ser autónomos, debemos estar a su lado para orientarlos, y esta labor debe llevarse a cabo en tres direcciones, según Rebeca Tur, terapeuta ocupacional y educadora. 

1. Fijar normas de seguridad. Aunque se trate de aprender de los errores, siempre hay límites. “En cualquier actividad, lo más importante es que el niño esté seguro, sin correr riesgos físicos”, expone la terapeuta. “Por eso es tan necesario marcar unos márgenes y no permitir en ninguna circunstancia que se rebasen. Las normas básicas deben mantenerse con coherencia y en todo momento”.


2. Motivar con cariño. La mayor motivación para sus esfuerzos y la mejor recompensa por sus logros es nuestro cariño. “Para un niño no hay mejor aplauso que el de su madre –dice Tur–. Cuando los adultos elogiamos su comportamiento estamos reforzándolo, instándole a que lo repita”. 


3. Respetar sus iniciativas y aceptar sus elecciones aunque sean equivocadas. Eso es algo que a los padres nos cuesta mucho. Nos pasamos el día suspirando por el momento en que puedan bañarse, vestirse o comer sin ayuda, pero, paradójicamente, nos resulta difícil dejar que lo hagan. “Con frecuencia, la actuación de los padres es el mayor obstáculo para que adquieran tanta autonomía como sea posible a su edad –afirma Tur–. Es necesario dejar a un lado la tendencia a la sobreprotección y el perfeccionismo”. Los adultos también tenemos que aprender a dejar hacer. 


Por experiencia propia 
Nadie aprende a abrocharse un botón a base de escuchar instrucciones o mirar cómo se lo abrocha papá: es preciso adquirir experiencia practicando. 









Permiso para hacerlo mal 
-Deja que se manche con la comida, que no acierte siempre con la cuchara. Pero alaba su esfuerzo para que siga intentándolo.

-Deja que hoy se ponga el jersey del revés, que se abroche mal los botones. Mañana lo hará mejor. 
-Deja que elija el sabor del yogur que va a tomarse, aunque pida ese que, ya lo sabes, no le gusta nada. La siguiente vez no se equivocará. 
-Deja que se mueva, salte y brinque, aunque se caiga de vez en cuando. Es la mejor manera de que conozca las posibilidades de su cuerpo.





Fuentes de documentacion: http://www.mujeresreales.es/

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